"Peleamos permanentemente contra un enemigo que no veíamos, que no sabíamos por dónde nos iba a atacar". Miguel González describe lo que vivió en los últimos nueve meses. Él estuvo en la primera línea de fuego: es el jefe de Terapia Intensiva del Hospital Eva Perón, de Banda del Río Salí, uno de los establecimientos de referencia en la lucha contra la Covid-19. Confiesa que "las balas le pasaron cerca". Se refería a la cantidad de colegas que se han contagiado a lo largo de la pandemia. González fue el primer profesional de la salud que ha sido vacunado con la Sputnik V en Tucumán. Hasta las 13 ya habían pasado por los vacunatorios un millar de agentes sanitarios, según señala a LAGACETA.COM la ministra de Salud Pública, Rossana Chahla.
Para González esta experiencia no es la primera en este tipo de operativos. El terapista, con más de 20 años de servicio, había sido uno de los primeros en vacunarse contra el neumococo. ¿Por qué decidió vacunarse?, se le consultó. "Siempre pienso en mi familia; que hubo días que pasé encerrado en un departamento y que no iba a ver ni a mis hijas ni a mis padres (mayores de 80 años) para evitar contacto y un posible contagio", contesta.
La experiencia de la pandemia del coronavirus ha sido difícil para quienes trabajan en salud. Por caso, el referente de Covid-19 y jefe de Terapia Intensiva del Hospital del Este indica que, en un momento del año, hubo que habilitar más zonas para tratamiento intensivo para pacientes contagiados. "Venían más enfermos graves y, con mi equipo, nos desesperábamos porque nunca antes habíamos visto una situación tan grave. Incluso mis colegas se enfermaban y no había cómo reemplazarlos en el instante; la gente se sobrecargó y, naturalmente, tuvo miedo al pensar de que podían ser los próximos en enfermarse", cuenta el médico.
¿Cuál fue la estrategia para llegar a fines de año sin el virus? González contesta: "siempre recuerdo lo que mis hijas me decían; a vos Dios te cuidó porque este virus no hace diferencias". El terapista vio a colegas enfermarse; también sintió el dolor de perder a médicos que habían compartido mucho tiempo de trabajo y de amistad con él en el Centro de Salud; siguió de cerca a pacientes que estaban a punto de fallecer y también salvó vidas, como diariamente lo hacen los equipos de terapia intensiva en todos los hospitales.
"Lo único que sabía en tantos momentos difíciles es que ésta es la profesión que elegí y que estaba en el lugar donde debía estar, a pesar del miedo. Uno tiene la obligación de levantarse a cada instante; la fe me mantuvo firme para ayudar a la gente que va a un hospital a intentar curarse y a evitar ser conectado a un respirador", sintetiza.
¿Cómo se siente después de la vacunación?, se le preguntó. "Perfecto; sólo sentí el pinchazo y nada más. Hasta ahora no me produjo ninguna reacción. Vi que esta era la oportunidad para hacerlo porque es más de lo que tengo ahora para generar más anticuerpos. No la iba a desperdiciar. Sólo tengo agradecimiento y esperanza en que todo esto nos devuelva la normalidad", finaliza.